El recreo es un espacio de juego no estructurado que permite que los niños y niñas desarrollen su carácter e intereses, es su tiempo personal, posibilitando el juego libre y la socialización; es en esta instancia central en el proceso formativo donde construyen amistades, fortalecen sus vínculos y se genera el apego con los distintos compañeros.

Es también una pausa entre las actividades del jardín, las que son necesarias para entender lo que se está aprendiendo, ya que el cerebro necesita descansar para predisponerse a nuevos desafíos.

Las interacciones entre compañeros durante el recreo son un complemento único para el aprendizaje en el aula. Las aptitudes adquiridas para la comunicación, la negociación, la cooperación, el intercambio, la solución de problemas, así como las habilidades de autoestima, como la perseverancia, el autocontrol y la capacidad de resiliencia no sólo son la base para un desarrollo sano, sino también las medidas fundamentales de la experiencia preescolar, optimizando el desarrollo social, emocional, físico y cognitivo de los pequeños.