- La actitud y estado anímico de los adultos marca el estado de ánimo con que sus hijos/as enfrentarán su ingreso al Jardín. La recomendación clave es que los padres, una vez que tomen la decisión de iniciar la educación preescolar de sus hijos, reflexionen acerca de cómo les van a transmitir esta nueva experiencia.
Si los padres se muestran temerosos, angustiados, preocupados, etc. La interpretación que hace un niño/a es:
- «Este debe ser un lugar malo y feo ya que mi mamá o mi papá está tan preocupado, seguramente algo terrible me va a pasar ahí, por lo tanto lloraré y haré todo lo posible para que no me dejen ahí, porque es peligroso para mí»
Si por el contrario, los padres se muestran contentos de que el niño asista al jardín infantil y se muestran confiados, seguros y tranquilos, el niño pensará:
- «Este debe ser un lugar muy bueno para mí».
- Los padres deben explicar al niño que el ir al Jardín será una experiencia entretenida, decirles por ejemplo que habrá muchos niños con quienes jugar, juguetes para disfrutar, que aprenderán cosas nuevas y muy divertidas, que estarán acompañados de las Tías quienes lo cuidarán y ayudarán en todo momento.
- Permítanles llevar un objeto con el que tenga un vínculo afectivo como por ejemplo, su tete, su juguete preferido o su “tuto”, ya que esto les hará sentirse más seguros.
- Otra importante recomendación, es intentar cambiar horarios y rutinas con tiempo, antes del inicio del Jardín, es decir, las dos semanas previas establezcan horarios para ir a la cama y para levantarse, ojalá todos los días a la misma hora, traten que antes de ir hacia el Jardín desayune o almuerce con calma, disminuya el tiempo que está frente al televisor u otro aparato electrónico. Ayúdenlos a adaptarse al cambio de rutina preparándolo con anterioridad.
- Es bueno realizar alguna actividad agradable antes de salir por la mañana o durante el camino al Jardín, como jugar un momento, hacerlo reír, entonarle una pequeña canción, etc. Esto es una especie de precalentamiento que los relaja y facilita su adaptación.
- Organicen su propio tiempo para que puedan acompañarlos con tranquilidad en su ingreso al Jardín y…muy importante, calculen el tiempo para ir a buscarlo a la hora indicada, eviten atrasos que los angustian.
- No prolonguen demasiado el despedirse ya que con eso aumentan la ansiedad de sus hijos, acompáñenlos por un tiempo prudente explicándoles que volverán a buscarlos más tarde relacionando esto con una acción concreta como: “vendré por ti a la hora de almuerzo o de la leche”.
- Despídanse siempre con un saludo afectuoso de sus hijos, pero una vez que lo haga, váyase rápidamente. No se escape por más que resulte tentador, irse sin despedirse puede hacer que los niños se sientan abandonados. Una despedida prolongada, por el contrario, solo reforzaría en el niño la sensación de que el Jardín no es un buen lugar. Confíe… la mayoría de los niños están bien y se tranquilizan una vez que los padres se van.
- Es importante que en el momento de despedirse no se muestren nerviosos o demasiado dramáticos, no los reten porque lloran ni tampoco les griten para hacerlos callar, eso sería una sobre reacción negativa, más bien tómelos en brazos, acarícienlos, cántenles, tranquilícenlos y más que nada confíen en que los dejarán a cargo de Tías profesionales que con cariño sabrán cómo acogerlos y apoyarlos en su proceso adaptación.
- Los niños necesitan un tiempo para ajustarse a los nuevos cambios; 2 a 3 semanas es el tiempo promedio que se toma un niño para adaptarse al jardín. Algunos pueden requerir más tiempo, otros menos. Unos llegan y se quedan felices a otros les cuesta más, pero todos son capaces de lograrlo si nosotros como adultos los ayudamos correctamente.
- La adaptación no es un hecho que se da de un día para el otro, es un proceso gradual y progresivo a veces con altibajos (idas y vueltas).
- Por último, los padres deben tener paciencia con su hijo, darle amor y acompañarlo pero, no sacarlo del jardín sin darle la oportunidad al niño y al Jardín, excepto claro está, si sucede algo extraordinario. La primera reacción ante el llanto o el proceso de adaptación no debe ser renunciar, porque algún día tendrá que haber de nuevo un comienzo y será más difícil si en la primera ocasión su experiencia no fué buena y superada.
- Si al dejar a su hijo/a Ud. está muy angustiado, contáctese por teléfono con nosotras durante la jornada y le contaremos como está. Si el pequeño presentase algún problema o estuviese con mucha penita, nosotras lo llamaremos y se lo informaremos.